Ucrania celebra 204 años del nacimiento de Tarás Shevchenko

Tarás Shevchenko nació en el pueblo de Moryntsi en la región de Cherkasy, en una familia de siervos del terrateniente Engelhardt. El niño se quedó huérfano de padre y madre desde muy temprano. El futuro del pequeño Shevchenko, hasta su rescate de la servidumbre, se asoció con el destino de Engelhardt, con San Petersburgo. Aquí, Shevchenko hizo conocimiento con el alumno de la Academia de Artes, Ivan Soshenko, y el poeta Yevhen Hrebinka, y más tarde con Karl Briulov y Vasili Zhukovski, que desempeñaron un papel extremo en la vida de Shevchenko: en 1838 lo rescataron de la servidumbre. En el mismo año, Shevchenko se matriculó como estudiante de la Academia de Artes. Estudió bajo la dirección de Karl Briulov. Y ya el 18 de abril de 1940 apareció la primera colección de poemas, "Kobzar", un evento de gran importancia no solo en la historia de la literatura ucraniana, sino también en la autoconciencia del pueblo ucraniano.

Ahora, el “Kobzar” de Shevchenko para los ucranianos es el mismo que la Biblia. Lo envolvieron en una toalla bordada (rushnyk) y lo guardaron cerca de los iconos como un santuario. Con la ayuda del Kobzar, el campesino ucraniano aprendió a leer. Los labios susurraron diligentemente las codiciadas líneas simples, y la mente se iluminó con la verdad: "¡Borytesya, poborete!" (Guerreáis y venceréis). Lo aprendían de memoria. Los presos políticos del zarismo, disidentes, revolucionarios de los años sesenta. Shevchenko estaba con cada ucraniano en cárceles, campos y exilio, en un país extranjero, en el exilio. Estaba en Maidan y en las trincheras de las guerras, en las ruinas del aeropuerto de Donetsk con cyborgs invictos y con cada ucraniano que permanecía en los territorios ucranianos ocupados por el agresor. A pesar del tiempo, Shevchenko no se aparta, no se convierte en bronce. ¡Él, apóstol de la verdad, está vivo! ¿Qué es este fenómeno, esta extraña inescrutabilidad? Es una viva palabra sincera de Tarás que a veces suena como una cuerda, y a veces es similar a una espada pesada aguda. “¡Sin Él ... quién sabe lo que sería con nosotros!”, dice Bogdan Lepky.

SM