Falsificaciones, ultimátums y amenazas: Cómo Rusia ha preparado el terreno para un ataque a gran escala contra Ucrania

Falsificaciones, ultimátums y amenazas: Cómo Rusia ha preparado el terreno para un ataque a gran escala contra Ucrania

Ukrinform
Al anunciar una "Operación militar especial", Putin justificó la decisión de desatar una guerra a gran escala en Europa por la necesidad de "desnazificar" y "desmilitarizar" Ucrania.

A pesar del rápido rechazo a estos términos, demasiado difíciles para el ruso común, la justificación ideológica de la agresión se reducía a la lucha contra los míticos "nazis". Pero la preparación para la guerra no se redujo a una campaña de propaganda para deshumanizar a los ucranianos y tildar a la democracia ucraniana de "régimen neonazi". Habiendo combinado las herramientas de presión militar, política e informativa, el Kremlin trató de convencer al mundo de la "legitimidad" de sus reivindicaciones y la inutilidad de apoyo a Ucrania.  

El Centro de Comunicaciones Estratégicas y Seguridad de la Información analizó las declaraciones y acciones del Kremlin que hubo antes de la invasión a gran escala del 24 de febrero de 2022. 

"Amenaza nuclear", "laboratorios biológicos estadounidenses", "una única nación" y otras falsificaciones  

La campaña para desacreditar a Ucrania, al Estado ucraniano y a los ucranianos como nación continúa ya más de un año. En el período previo a una invasión a gran escala, la máquina de propaganda del Kremlin se centró en difundir los delirios pseudohistóricos de Putin y otras falsificaciones. Tuvieron que convencer no sólo a los rusos, sino también a los gobiernos y ciudadanos extranjeros de que:  

  • Rusia tiene motivos para presentar reivindicaciones a Ucrania y el "Occidente colectivo"; 
  • Ucrania es un Estado artificial totalmente corrupto, un Estado fallido; 
  • Ucrania (no Rusia) representa una amenaza para la seguridad y la estabilidad; 
  • Ucrania no tiene los recursos para repeler a Rusia y está condenada a la derrota en caso de una confrontación militar abierta.  

En julio de 2021, se publicó en el sitio web oficial del Kremlin el artículo de Putin "Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos". En esta 'obra', no sólo se negaba el derecho de los ucranianos a tener su propio Estado, sino también la existencia propia de los ucranianos como una nación. 

El dictador ruso se refirió al mismo tema en su mensaje en vídeo del 21 de febrero, dedicado al reconocimiento de la "independencia" de las LNR y DNR. Parecía una amenaza apenas cubierta de la eliminación de la condición del Estado de Ucrania, que supuestamente fue "otorgada a los ucranianos por Lenin". Fue este mensaje el que estaba insertado en la frase: "Les mostraremos lo que es la verdadera descomunización".   

Además de las tradicionales acusaciones de "neonazismo" y "genocidio del pueblo de Donbás", poco antes de la invasión a gran escala, los propagandistas lanzaron varios nuevos mensajes sembrando miedo en los medios. En particular, sobre la amenaza de restauración del estatus nuclear por parte de Ucrania.  

Putin y el ministro de Defensa ruso, Shoigu, hicieron declaraciones relevantes el 21 de febrero. En diciembre, se difundió una noticia falsa sobre una "bomba sucia" que presuntamente recibieron los de Azov.  

La propaganda continuó acusando sin fundamento a Ucrania de desarrollar armas bacteriológicas en "laboratorios biológicos estadounidenses" y alimentando la teoría de la conspiración sobre la participación en la creación artificial del coronavirus.  

Las afirmaciones de que Ucrania supuestamente estaba desarrollando armas de destrucción masiva se multiplicaron después de la invasión. Mientras tanto, las tropas rusas estaban bombardeando la instalación nuclear de "fuente de neutrones" en Járkiv, estaban capturando las centrales nucleares de Chornobyl y Zaporiyia y desplegando armas allí.  

La propaganda trabajó activamente, pero sin éxito, para crear un casus belli: Ucrania fue acusada de preparar operaciones ofensivas en Donbás, lo que no sabía ni una inteligencia del mundo, a excepción de la de Rusia, y otras "provocaciones", en particular en el territorio de la Federación Rusa.  

Traslado de tropas a las fronteras y ciberataques  

Las operaciones militares a gran escala deben estar precedidas por la concentración de tropas y equipos apropiados en direcciones prioritarias.  

El traslado de las tropas rusas a las fronteras de Ucrania comenzó en la primavera de 2021 con el pretexto de prepararse para los ejercicios Zapad-2021. Luego, el mando ruso trasladó dos ejércitos combinados y tres unidades de tropas aerotransportadas a las regiones fronterizas. El número de efectivos del grupo, que constaba de 50 grupos tácticos de batallón, fue estimado por la inteligencia ucraniana y occidental en 110.000. Teniendo en cuenta el grupo de 40.000 efectivos en la Crimea ocupada, la mayoría del personal de las fuerzas terrestres rusas en ese momento se concentró en las direcciones noreste y sur.  

Los ejercicios Zapad-2021 terminaron oficialmente el 15 de septiembre, pero la mayoría de los militares y equipos que participaron en ellos permanecieron en las regiones de Rostov, Kursk, Voronezh y Belgorod de la Federación Rusa. Según la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, en noviembre había un grupo ruso de casi 100.000 en la frontera.  

En enero, los rusos, nuevamente con el pretexto de prepararse para los ejercicios Union Resolve-2022, trasladaron equipos y personal a Belarús 

Con el mismo pretexto, a principios de febrero, Rusia bloqueó la navegación en el mar Negro y de Azov. Cabe señalar que, en noviembre, el Kremlin se indignó por la presencia de barcos de la OTAN en el mar Negro y acusó a EE. UU. de haber creado una "amenaza para la seguridad y la estabilidad" y de haber examinado el teatro de operaciones militares para el caso de un ataque parte de las Fuerzas Armadas.  

Una serie de ataques cibernéticos contra instituciones financieras y estatales ucranianas el 14, 15 y 16 de enero y el 23 de febrero fue parte de la preparación para la invasión. Estaban dirigidos al servicio gubernamental DIIA, los recursos de los bancos más grandes, en particular, el Privatbank y el Oschadbank estatales, la Verjovna Rada, el gobierno y los ministerios, etc.  

La declaración del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia el 15 de febrero sobre la supuesta retirada de las tropas de la frontera con Ucrania resultó ser una mentira absoluta: una invasión a gran escala comenzó en una semana y media.  

Ruptura de los Acuerdos de Minsk  

El 21 de febrero, la Federación Rusa reconoció la "independencia" de las entidades títeres "DNR" y "LNR" creadas por ella en 2014. Esta decisión fue "bendecida" por el Consejo de Seguridad de la Federación Rusa Para que no pareciera un capricho personal de Putin. Sus miembros, diputados de la Duma Estatal, así como los líderes de las pseudo-repúblicas pidieron de manera explícita al dictador ruso que finalmente escuchara la "expresión de la voluntad del pueblo de Donbás".  

Al día siguiente, el parlamento ruso "ratificó" el acuerdo de "Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua" con las DNR y LNR.  

Al mismo tiempo, el Consejo de Seguridad de la Federación Rusa "dio permiso" a Putin para usar tropas fuera de Rusia.  

Sin embargo, el despliegue de un contingente ruso adicional en las regiones ocupadas de Donetsk y Lugansk tuvo lugar el día anterior. Se realizó en virtud de la cláusula 4 de los decretos sobre el reconocimiento de "repúblicas" falsas.  

Estas acciones se convirtieron en otra violación del derecho internacional, un atentado contra la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, y confirmaron la retirada unilateral de Rusia de los Acuerdos de Minsk. Estos últimos preveían una solución política y diplomática al conflicto y la reintegración de las ORDLO (ciertas áreas de las regiones de Donetsk y Lugansk).  

El 31 de diciembre de 2022, expiró la ley "Sobre el procedimiento especial de autogobierno local en ciertas áreas de las regiones de Donetsk y Lugansk", prorrogada anualmente por la Verjovna Rada de Ucrania antes de la invasión a gran escala. Los Acuerdos de Minsk han perdido su relevancia. 

Movilización en las ORDLO  

Para hacer que la terminación de los Acuerdos de Minsk por parte de Rusia pareciera un paso forzado, la propaganda trabajó activamente para crear una imagen correspondiente.  

En febrero, se llevaron a cabo varias operaciones bajo bandera extranjera, que los rusos intentaron presentar como actos de agresión contra las pseudo-repúblicas y la Federación Rusa. La histeria se alimentó activamente, debido a la supuesta preparación de una ofensiva a gran escala por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania.  

Refiriéndose a esta amenaza fantasma, los líderes de las administraciones de ocupación anunciaron el 18 de febrero la evacuación masiva de la población civil al territorio de Rusia. El líder de la DNR, Denis Pushilin, dijo que Volodymyr Zelensky "dará la orden de pasar a la ofensiva en un futuro próximo". Su "colega" de la LNR, Leonid Pasechnik, hizo una declaración similar sobre la preparación de un "gran avance".  

Las sirenas antiaéreas sonaron casi las 24 horas del día en las ciudades ocupadas, los propagandistas rusos filmaron historias sobre el traslado de mujeres y niños y su alojamiento en campamentos en la región de Rostov.  

En la mañana del 19 de febrero se anunció una movilización general en las pseudo-repúblicas. A los hombres en edad militar se les prohibió cruzar las fronteras de las ORDLO y los comisarios militares de ocupación comenzaron a buscar "reservistas". 

En los "chelobitny" [solicitudes en el pasado ante el zar ruso, ed.] escritos por Pushilin y Pasechnyk, la solicitud de reconocer la "independencia" de las LNR y la DNR se presentó como un llamamiento para protegerlos de Ucrania.  

El ultimátum ruso a la OTAN y los esfuerzos diplomáticos de Occidente  

El reforzamiento de la presencia militar en la frontera con Ucrania se convirtió en el telón de fondo de las "propuestas" que el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa hizo a la Alianza del Atlántico Norte en diciembre de 2021. Estas incluyeron:  

  • renuncia de la OTAN a la futura ampliación y la garantía de que Ucrania no se adherirá a la Alianza; 
  • renuncia a desplegar tropas adicionales en los países que se adhirieron a la Alianza después de 1997 (y estos son 14 de los 30 miembros de la OTAN: Estados de Europa Central, bálticos y balcánicos); 
  • renuncia de la OTAN a realizar ejercicios en Europa del Este, en particular en Ucrania, Transcaucasia y Asia Central. De hecho, fue un ultimátum, porque el Kremlin exigió reconocer todo el territorio de la antigua URSS y los Balcanes como su "zona de influencia", así como limitar los derechos de los países del Báltico y de Europa Central en el marco del sistema de seguridad colectiva.  

En enero tuvieron lugar conversaciones bilaterales entre EE. UU. y la Federación Rusa en Ginebra y una reunión del Consejo OTAN-Rusia en Bruselas, dedicada a Ucrania y la seguridad en Europa.  

Como era de esperar, el Kremlin no recibió confirmación de la disposición de Washington para decidir el destino de los países europeos a sus espaldas y dividir el continente en "esferas de influencia". 

Incluso después de eso, los líderes occidentales no dejaron de intentar convencer a Putin de que los intentos de imponer su voluntad a los vecinos por la fuerza no beneficiarán a Rusia y que Ucrania no podrá adherirse a la OTAN durante mucho tiempo. En invierno, tuvo lugar una serie de conversaciones entre el presidente estadounidense, Joe Biden, el primer ministro británico, Boris Johnson, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el líder ruso. Pero este último se mostró sordo a los argumentos. 

Las acciones tomadas por el régimen ruso durante la segunda mitad de 2021 y principios de 2022 indicaban que Putin se estaba preparando para un ataque a gran escala y una "solución final al problema de Ucrania". El dictador ruso ya no ocultó su abierta irritación por el hecho mismo de la existencia del Estado ucraniano. Las acusaciones lanzadas contra Ucrania, las demandas de reparto de esferas de influencia inadecuadas a la realidad y la difusión de falsificaciones pueden considerarse una cortina informativa para una nueva etapa de agresión. Demostrando diplomacia y cautela en sus declaraciones, los líderes de Ucrania y Occidente intentaron darle a Putin una oportunidad de "salvar la cara" y dejar aparte esta aventura. El dictador ruso, que aparentemente contaba con una pequeña guerra victoriosa, cayó en la trampa de sus propias ilusiones y de su exclusividad.  

Centro de Comunicaciones Estratégicas y Seguridad de la Información 

AV


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