Se inaugura en Vilna la Cumbre de la OTAN que determinará el camino futuro de Ucrania hacia la Alianza

La Cumbre de la OTAN, que comienza hoy en Vilna, Lituania, se celebrará en un momento crítico para toda la seguridad euroatlántica, como lo han enfatizado repetidamente los líderes de la OTAN.

Es este foro el que puede tomar decisiones importantes que determinarán el camino de Ucrania hacia la membresía en la Alianza y las "modalidades" de las garantías de seguridad, que deberían convertirse en una salvaguardia contra la repetición de la agresión rusa en el futuro, informan corresponsales de Ukrinform desde el evento.

El ambiente de la cumbre y todos los debates que están teniendo lugar entre los funcionarios y los representantes de los medios de comunicación indican que la cuestión principal y la intriga principal de la Cumbre de Vilna sigue siendo la siguiente: cómo podrán responder los países aliados al decidido deseo de Ucrania de ingresar en la OTAN, disposición que las Fuerzas Armadas de Ucrania demuestran cada día en el campo de batalla, luchando contra el cruel y traicionero agresor ruso.

Sin exagerar, Vilna tiene estos días una paleta azul y amarilla. Grandes y pequeñas banderas de Ucrania ondean junto a los edificios de las instituciones gubernamentales, en las ventanas de los edificios residenciales, en los postes de las carreteras, junto a las banderas nacionales de Lituania y la OTAN. Los lituanos adoptaron un enfoque creativo para expresar sus propias creencias. Se pueden ver carteles con temas ucranianos en las paradas de autobús, en enormes vallas publicitarias y en las fachadas de los supermercados. Las banderas ucranianas están literalmente en todas partes: en los automóviles, en las manos de las personas, en las instalaciones de arte, lo que le da a la Cumbre de la OTAN de este año un ambiente único y sin precedentes.

Se espera que la Cumbre de la OTAN en Vilna apruebe tres decisiones críticas con respecto a Ucrania.

Primero, la adopción de un amplio paquete de ayuda plurianual para Ucrania, que, en particular, debería garantizar la alta capacidad de combate de las Fuerzas Armadas de Ucrania y su plena interoperabilidad con las tropas de los países de la OTAN, promover la amplia reforma de todo el sector de seguridad y defensa de Ucrania, su transición de las doctrinas y equipos militares postsoviéticos a los modernos equipos y conceptos de la Alianza.

Segundo, llevar las relaciones políticas entre la OTAN y Ucrania a un nivel cualitativamente nuevo, lo que se conseguirá mediante la creación de un Consejo bilateral. La diferencia fundamental entre esta entidad y la Comisión OTAN-Ucrania, que existía antes y era principalmente un órgano consultivo, es que el Consejo se reunirá en el formato 31 (pronto - 32) + 1, es decir, los Aliados de la OTAN más Ucrania, en una mesa redonda, en la que cada uno de los países participantes tiene el mismo derecho a plantear cuestiones de seguridad y proponer decisiones que, una vez aprobadas, pasan a ser vinculantes para todas las partes.

La tercera decisión es más desafiante y políticamente controvertida. A pesar de que Ucrania y los Aliados de la OTAN han acordado que la adhesión de Ucrania a la Alianza solo podrá considerarse a nivel práctico tras la victoria de Ucrania en la guerra contra la agresión rusa, es obvio que Ucrania ya no está satisfecha con la garantía alcanzada en Bucarest en la Cumbre de la OTAN de 2008 de que "Ucrania será miembro de la OTAN". De ahí que las acaloradas discusiones entre los Aliados de la OTAN sobre cómo debían figurar las perspectivas de ingreso de Ucrania en la Alianza en el documento final de la Cumbre continuaran hasta el último minuto. Y probablemente persistirán hoy, porque mañana deberían adoptar la forma de decisiones concretas, durante la primera reunión del Consejo OTAN-Ucrania al más alto nivel, con la participación del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky.